Vertedera

La función principal de un arado vertedera es voltear el suelo, lo que significa que corta y voltea la capa superior del terreno. Este proceso entierra los residuos de cultivos anteriores, las malezas y la materia orgánica, incorporándolos en la tierra y creando una nueva capa de suelo arable.

Al voltear el suelo, el arado vertedera también mejora la aireación. Esto facilita la penetración de aire, agua y nutrientes, creando un entorno más favorable para el crecimiento de las raíces y la actividad microbiana, que es esencial para la fertilidad del suelo.

Al enterrar restos de plantas, malezas y otros materiales orgánicos, el arado vertedera ayuda a descomponerlos dentro del suelo, lo que enriquece el terreno con nutrientes esenciales y mejora su estructura.

Al voltear el suelo, el arado vertedera expone las plagas, insectos y esporas de hongos a la superficie, donde pueden ser eliminados por el sol, el aire o los depredadores naturales, reduciendo así la incidencia de plagas y enfermedades en el cultivo siguiente.

En suelos que han sufrido compactación, el arado vertedera ayuda a romper esta capa compactada, mejorando la infiltración de agua y el desarrollo radicular de las plantas.